
El otro día fue el cumpleaños de Pepe. Para celebrar sus cuarenta añitos fuimos a comer al Royal Mirage, hotel de cinco estrellas maravilloso que hay en las afuera de Tánger.
Estuvimos muy a gusto, y la comida fue buena (unas puntillitas a la plancha buenísimas). Las vistas al mar maravillosas, y lo único que desentonaba un poco era un chuchillo andando por allí como por su casa. Cuando pagamos la comida le pregunte al maitre que qué hacía ese perro ahí, y me dijo que era de la casa y que se llamaba Lolita.
Por la noche organicé una fiestecita sorpresa en casa, solo con unos pocos de amigos. Pepe no se esperaba nada y le hizo mucha ilusión. Lo pasamos en grande. La noche terminó bailando la canción de los payasos de la tele “si toco la trompeta, tara, tara, tareta…”