lunes, 26 de noviembre de 2007

Cumple de Pepe


Esta mañana he ido al mercado a comprar seres del mar para celebrar el cumpleaños de Pepe. Por la módica cantidad de 35 euros, he comprado un kilo bien despachado de percebes, un kilo de almejas de carril, medio kilo de gambas y un hígado de rape para ponerlo frito con limón ¡bocado di cardinale!. Pepe está emocionado de pensar como se va a poner esta noche.
Hemos invitado a cenar a unos amigos marroquíes, ya que aunque hicimos extensiva la invitación a algunos amigos de Sevilla, a ninguno le venía bien venir, así que lo celebraremos con los locales.


Después del mercado he ido a recoger una mesa que tenía encargada desde hace quince días. Es una mesa redonda, de forja y azulejo en blanco y azul, que ha quedado preciosa en la amplia cocina que tenemos aquí en Tanger.


Ahora vamos a ir a una pastelería fantástica que se llama la Italiana, a comprar algunos aperitivos de hojaldre (deliciosos) y una tarta, para que Pepe sople las 39 velitas esta noche.
Como era de esperar, interrumpí la escritura para atender otros menesteres y hasta ahora no he podido continuar, cuarenta y ocho horas más tarde de lo previsto.

Resumiendo: la cena salió buenísima, nuestros amigos muy contentos, Pepe contento con sus regalos (dos bolígrafos y una caña de pescar), y Pepe borracho al final de la fiesta (como también era de esperar).


Conclusión: Domingo perro donde los haya, todo el día en pijama y bata, arrastrándonos por la casa como almas en pena “con la mierda la bebía”. Vaya, que no trae cuenta. Vamos a tener que hacer como los musulmanes, no probar el alcohol, ni siquiera en los días de fiesta.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Cementerio Español



Hemos visitado el Cementerio español de Tánger. El domingo pasado cuando íbamos al Club de Hípica, vimos que el Cementerio español estaba abierto (normalmente esta cerrado), y sin dudarlo aparcamos el coche en la puerta y entramos. En la entrada, sentados en el césped, había dos vejetes marroquíes que me imagino que son los cuidadores del mismo.

Como parte de la memoria española de Tánger, lo cierto es que es interesante visitarlo y darse una vuelta entre las tumbas, leyendo en las lápidas los nombres, las fechas, la edad, etc. La tumba más antigua que vi, databa de finales del siglo XIX, y la más reciente, del año 2005.

Las calles del cementerio, que está sobre una pequeña colina, son de tierra, no se si en algún momento hubo calles empedradas, pero desde luego no ha quedado nada. La mayoría de las tumbas están descuidadas, lápidas rotas, flores de plástico viejas, fotografías dañadas, e incluso tumbas abiertas debido a la fuerza de las raíces de los árboles, que han levantado y rajado la piedra.

La mayoría son de familias españolas, aunque también hay de otras nacionalidades, como pueden ser italianos, franceses o portugueses.

En la parte alta hay una especie de capilla muy bonita, y algunos panteones son una joya, pero todo está muy abandonado, la verdad es que la imagen es de total decadencia, y más acompañados por la luz otoñal del lubricán tangerino.
Dimos un paseo muy agradable y silencioso, lejos del ruido del tráfico que te acompaña en Tánger por donde quiera que vayas. Un auténtico remanso de paz “grasiasadios”, como decía Mama Nati (la abuela de Pepe).

Estuvimos un ratito muy corto, porque Pepe tenía el coche mal aparcado y no se fiaba, pero un día me gustaría volver con más tiempo y verlo todo, pues nos falto una parte importante del mismo por visitar. Ya os contaré más adelante si vuelvo, y descubro alguna historia interesante.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Acertijo



Adivina adivinanza. ¿A qué se corresponde esta imagen?

¿Será esta la próxima aventura de Pepe?

Al primero que lo acierte le invitamos en Tánger a comer gambas, coquinas, cabineros y cigalas hasta decir basta.

Pues nada a comerse el coco.

RESPUESTA:

Efectivamente es una parcela del cementerio español de Tánger.

El afortunado acertante ha sido mi hermano Rafa, al que pondremos bocabajo de marisco cuando venga a visitarnos.

ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES


Este artículo va dedicado a mi amiga Merce.
Merce estaba muy preocupada por la educación “camera” de mi hija. Que mi niña, en un colegio popular, con compañeras llamadas “Etenoa, Carmen Mari o Sariti”, estaba a un paso de convertirse en una auténtica “cani”.

Total que, aun estando de acuerdo con ella, también teníamos muy claro que Berta estaba muy bien en el colegio por la proximidad a casa, y porque no todos los niños eran terroristas horteras en potencia, sino que también había algunos niños “normales”.

Sin embargo, una de las cosas que más felices nos hacen de vivir en Tánger, es el colegio al que asiste Berta, el Ramón y Cajal, uno de los mejores colegios españoles en el extranjero, y no sólo por sus instalaciones (laboratorios, sala de ordenadores, sala de psicomotricidad, salón de actos, instalaciones deportivas, bosque privado…), sino también por la calidad de la enseñanza.

Pero a lo que voy Merce, no sólo la niña está rodeada de niños con un estatus social alto, sino que la estoy convirtiendo en una auténtica señorita. Toma nota de las actividades extraescolares que realiza: Francés, Ballet y Equitación. ¡Sólo me falta apuntarla a piano!

Así que mira como ha cambiado el panorama, y la verdad es que ella está muy contenta…espero que tú también.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

INSOMNIO

Anoche nos acostamos temprano. Lo cierto es que desde que vivimos aquí, la mayoría de los días estamos acostados antes de las diez de la noche. Eso sí, nos levantamos a las siete de la mañana, así que tan poco es que durmamos tanto.

Pues sí, estaba en lo mejor de mis sueños, cuando me despertó el ruido de tambores y trompetas. Miré el reloj con la caraja, y era la una y cuarto de la madrugada. Sobresaltada y sobre todo con curiosidad, me tiré de la cama y me asomé a la terraza a ver qué es lo que pasaba. Pues eso, ¿alguien se lo imagina?, ni más ni menos que el desfile de unos novios y de todos sus invitados. Era exactamente la parte de la boda marroquí que yo me había perdido. Ahí estaba el trono de la novia cubierto de velos blancos atado a lomos de un caballo, los familiares, la orquesta, al completo vaya. Lo que si es menester reflexionar es sobre la hora. Si era la una y cuarto, y estaban en plena procesión marital, significa que por lo menos hasta las dos de la madrugada no se sentaron a cenar. ¡Para flipar!.

Otro detalle curioso es que el desfile se estaba celebrando por el Boulevard de Bélgica, que es una de las arterias principales de la ciudad, y de hecho pasaban coches, pero por un lado claro, porque la comitiva nupcial ocupaba todo el centro de uno de los dos carriles. ¿Pedirían permiso al ayuntamiento para semejante manifestación? Me extraña.

Pues la pena es que como estaba medio dormida, y no quería despertar a Pepe, que dormía como un angelito, ajeno a la algarabía, pues no caí en coger la cámara y echar un retrato para ponerlo con el artículo, que se le va a hacer.

La faena de todo esto, es que ante semejante exhibición me quedé desvelada, y la última vez que miré el reloj antes de volverme a dormir eran las tres y media de la madrugada.
Comentario de Pepe cuando se lo cuento: “Lástima que no te de por trabajar en el ordenador cuando te desvelas, porque podrías ir sacando faena”. ¡Hay que fastidiarse!

VACACIONES

Vuelvo. Aunque me da pereza, me debo a mi público, y ya ha reclamado más de uno, así que dejo a un lado la pereza otoñal y vuelvo a la grata tarea de reflejar en este blog mis aventuras y desventuras.
Tengo excusa eh porque primero tuve las vacaciones escolares en Sevilla y el Rocío. Después volví, pasé a quí cuatro días y volví otra vez a Sevilla al médico, otros cuatro días, así que entre una cosa y otra de verdad que no he parado. Y es que, aunque tengo a Fátima, que me ayuda y es un tesoro, también tengo a Pepe, que se encarga de ponerme a trabajar en cuanto me ve parada cinco minutos.
Han pasado muchas cosas en las vacaciones, pero de las más divertidas de nuestro regreso a España, ¡Españaaa!, después de mes y medio en Tánger, fue el comentario de Bertita al llegar a Sevilla. Venía dormida en el coche y al despertarse me dice: “mamá, esto es España, España, no se ve ni una chilaba ni una babucha”.
A la vuelta no paró de llorar, diciendo que ella se quería quedar en Sevilla con los abuelos.Poco a poco ha ido pasando la nostalgia, y ya está otra vez adaptada a nuestro ritmo tangerino.
En fin, días fantásticos que quedan en nuestra memoria hasta que lleguen las próximas vacaciones y volvamos a casa como los turrones el almendro, por Navidad.