viernes, 26 de octubre de 2007

Boda Marroquí 2ª parte


Con cierto retraso, he decidido ponerme hoy a terminar de contar la celebración de la última parte de la boda marroquí. Esta tarde me voy a Sevilla de vacaciones, y seguramente tendré el blog abandonado hasta que regrese el día 7 de noviembre, así que os lo cuento ya.


La boda ha durado tres días:

- El primer día fue sólo para la familia, mataron una vaca (no sé cómo ni dónde) y estuvieron todo el día reunidos comiendo y bebiendo (te y refrescos).

- El segundo día fue el de la Henna y la procesión que me perdí y después la cena para los hombres (a Pepe le regalaron un pan que huele a queso y una cajita de dulces de almendra).

- El tercer día es para las mujeres, y es el día que se consideran ya marido y mujer cuando termina todo.


Como para cualquier boda, me arreglé el pelo, me maquillé, me perfumé y me puse por lo alto el kaftán que me habían prestado. A última hora la niña dijo que se quería venir, así que l puse un vestido rojo y dorado de mucho lujo que le habíamos traído de regalo de Marrakech hace un par de años. Ya arregladas nos fuimos en el coche a casa de la novia, y allí recogimos a la cuñada de la novia y a las hermanas de ésta y nos fuimos al lugar de la celebración.

El lugar era una casa de tres plantas preparada para celebraciones. Un primer salón con cocina, baños y guardarropa; una segunda planta con un gran salón dónde se hacía la fiesta, y un tercero que no ví y en el que me imagino que es donde arreglaban a la novia.

El sitio:

- El salón tenía en la pared del fondo una escalinata con alfombra burdeos y dos tronos dorados, y estaba flanqueado por dos filas laterales de sillas donde se sentaban las mujeres de la familia del novio.

- El resto del salón estaba rodeado entero de sofás donde se sentaban las invitadas, y también habían puesto filas de sillas en el centro de la habitación como si fuera un teatro.

- Al lado de los tronos había un grupo de cinco mujeres artistas, que cantaban y tocaban instrumentos: un teclado y panderetas, animando el cotarro.


La noche transcurre de la siguiente manera:

las invitadas según van llegando, saludan y se van sentando. Los tronos están vacíos por el momento. La música tiene unos decibelios que es casi imposible mantener una conversación, por lo que estoy calladita y muy formal mirando y tomando nota. Hay kaftanes espectaculares, y la mayoría de las mujeres llevan la cabeza descubierta, muy bien maquilladas y peinadas.

Cuando el corito termina una canción nadie aplaude, y en general hay bastante silencio y todas estmos muy formalitas sentadas, la gente no se levanta de su sitio para nada.

Al cabo de media hora de estar allí aparece por fin la novia con dos damas, vestidas de blanco y con una mesa llena de ofrendas y velas. Las velas se encienden, la novia se sienta en el trono y las mujeres entonan una canto muy triste. Al ratito cubren a la novia con un gran velo blanco con cristalitos de reflejo metalizado y se la llevan entre varias mujeres, me imagino porque ella no puede casi ni ver con lo que le han puesto por encima.

Y así, con música y alguna que otra charla pasa otra hora. Ya son las nueve de la noche y no hemos tomado ni agua, y la niña preguntando que cuando va a comer. Le digo a Bertita que se quede sentadita que voy a ir abajo a fumar, y es cuando me meto en la cocina y me dice la camarera lo de que la que fuma en Marruecos es "puta o rara". Pero, aprovechando que estoy en la cocina, le digo a la camarera que tengo una niña de seis años que está muerta de hambre y me dice que en cuanto llegue la comida me avisa, porque la cena no se servirá hasta las doce o la una de la madrugada, y claro, que como yo soy extranjera no estoy acostumbrada a eso y que ella me avisará, que suba tranquila.

Arriba ya estaba la señora que me había dejado el kaftán, y me senté con ella y con sus hijas a hablar en español ¡que alegría poder hablar en mi lengua materna!.

A las nueve y media bajamos a comer un pedazo de tajín de ternera con un trozo de pan y con un tenedor que conseguí, porque los invitados comen con los dedos. También nos dieron fanta de naranja y de postre un platito de anacardos y orejones. Bueno, ya con la barriga llena se siente una mejor, así que nos volvimas repuestas al salón donde por fin habían empezado a pasar dulces y bombones. ¡Qué distinto!, en vez de pasar aperitivos salados pasan dulces.


Por fin aparece la novia de nuevo entre cantos de las allí presentes y la hacen desfilar por el salón antes de sentarla en el trono. Lleva un vestido maravilloso en tonos naranjas, un pecherín entero de perlas y joyas y una corona con un velo. Debe pesar una tonelada, porque para caminar necesita la ayuda de dos mujeres. La novia no puede mirar de frente a nadie y no puede sonreir. Me dice mi amiga que eso es así, que ya con el siguiente vestido si se le permite, pero con este no. Las cosas...La novia se vuelve a sentar en el trono y le hacen un reportaje de fotos con la suegra siempre al lado, que no la madre. A mí no se me permite hacer fotos, la familia del novio no quiere, así que sólo pude hacer una.

Han seguido llegando invitadas y el salón está a reventar de gente. Las jóvenes se levantan de vez en cuando y bailan, en una de éstas me animo y me marco un bailecito yo también. Me imagino que por ser yo un elemento exótico en la boda, rápidamente la señora que graba en vídeo la ceremonia se acerca y me graba en plena demostración danzarina.

Pues así seguiría la cosa hasta que apareciera la novia con el tercer vestido, pero ya eran las once y media de la noche, y la niña estaba agotada, así que nos despedimos y salimos discretamente por el foro.

Me consta que la cosa duró hasta las tantas de la madrugada. Que después de quitarse el último traje, los invitados pasan a cenar, y que la novia se marcha con su familia a su casa, donde el novio la recogerá de madrugada para irse a un hotel y emprender al día siguiente su viaje de novios.

Y eso es todo amigos! volveré el siete de noviembre a retomar el blog.


jueves, 25 de octubre de 2007

Zona Azul

En Tanger también hay zona azul. No en todos lados, pero si en la mayoría de las calles del centro de la ciudad.
Esta mañana he tenido que ir a varios bancos, así que he aparcado el coche al lado del primer banco, en zona azul. Como no veía la maquinita, y sólo pensaba estar un momento, he decidido dejarlo ahí y punto.
Cuando he salido del banco, he pensado que era mejor ir a los otros bancos andando, ya que quedaban cerca, así que he dejado el coche donde estaba y me he ido a pie.
Ha pasado una hora aproximadamente, y cuando he regresado, el coche tenía un cepo en la rueda, y un papel rosa en el parabrisa con un nº de teléfono. ¡Ea, ya me han dado el día!.
He llamado y un hombre me ha preguntado la marca de mi vehículo. Se lo he dicho, y a los cinco minutos allí estaba. Pues bien, para quitarme el cepo, le he tenido que dar 35 dirhams, unos tres euros, y el hombre me ha dicho que ponga ese recibo dentro del coche de forma visible, porque eso me permite aparcar en zona azul durante veinticuatro horas. O sea, que en vez de una multa casi te hacen un regalo. ¡Que maravilla!

miércoles, 24 de octubre de 2007

Menudencias

Estoy cansada de la fiesta de ayer, y eso que no bebi ni una gota de alcohol, más que nada por que no había, que si no...
Así que voy a contar pequeñas anécdotas, y en otro momento seguiré contando la segunda parte de la boda:

- Ayer me dijo una camarera, con la que me senté a fumar un cigarro, que en Marruecos para fumar hay que esconderse (como estábamos haciendo nosotras), ya que por regla general las mujeres no fuman, y la que fuma o es puta o es rara. Me incluyo en lo de rara por lo que pueda pasar.

- Pepe le preguntó a un amigo si aqui las mujeres no salen a la calle. El amigo le respondió que la que va a trabajar tiene que salir a la calle, pero que las demás no salen. Van a casa de las vecinas y las amigas y listo. Claro, le dijo, como Berta no tiene amigas para ir a sus casas por eso no sale y se aburre. Bonito plan social me espera¡

- Hace unos días fui a una tienda de electrodomésticos a comprar una plancha para hacer la comida, y estaba marcada en 570 dirhams. Yo sólo llevaba 500 dirhams encima, y le pregunté que si me hacía el descuento. Efectivamente me llevé mi plancha y los dos quedamos contentos. Que digo yo que vaya usted al corte inglés y le diga a la dependienta que te faltan siete euros, a ver donde te manda.

- Hay un parque de atracciones en Tanger que se llama M´nar park. El sábado fuimos con Betita por la tarde, y se montó en unos pocos de cacharrios a 1 euro el paseo. A Pepe se le antojó que nos montáramos en la montaña rusa, pero a la niña no le hacía ni pizca de gracia, y amí con los chirridos que estaba escuchando tampoco, aí que se montó Pepe solo. O eso es lo que el creía, porque como en ese momento no había más clientes, los dos muchachos encargados se subieron con él cuando el coche empezó a moverse. Que digo yo que les gustará darse una vueltecita de vez en cuando y cogieron a Pepe de pardillo para darse el paseo de válvula.

Y nos se me ocurre más.

martes, 23 de octubre de 2007

Boda Marroquí 1ª parte


Tenemos un amigo tangerino, que nos invitó hace un mes a la boda de su hermana.


A Pepe y a mí nos creaba cierta expectación acudir a la misma, ya que nunca hemos asistido a una ceremonia como ésta, por lo que aceptamos encantados.


Ayer, 22 de octubre por la tarde, la niña y yo fuimos invitadas a participar del ritual de la henna.


Llegamos a las cuatro y media de la tarde a casa de la novia, y nos llevaron a un gran salón dividido en dos, donde sólo había mujeres. Las más ancianas estaban sentadas en el espacio reservado a la derecha de la novia, y a la izquierda las amigas y primas jóvenes. En el salón de enfrente, estaba el resto de mujeres, la mayoría familia y vecinas. Como es una ceremonia íntima, sólo habría unas treinta mujeres.


Por esa deferencia que tienen en este país hacia los extranjeros, tuve el honor de sentarme al lado de la novia. Estaba sentada justo en el centro del salón, vestida de novia con un vestido de raso blanco y encajes muy historiado, con un pañuelo también de raso cubriéndole el pelo, y por encima de la frente un velo de tul. El espacio del sofá donde estaba sentada, estaba también cubierto con una tela blanca muy bonita, como si fuera una sábana antigua, con lo que el efecto era de una pequeña isla blanca en el sofá decorado en tonos rojos.


La ceremonia de la henna, consiste en que una señora te pinte con este material, las manos enteras, desde la yema de los dedos hasta casi el codo, por delante y por detrás, así como los pies y las pantorrillas, haciendo una verdadera obra de filigranas, con una jeringa de punta roma.


La paciencia que hay que tener para soportar esta operación es infinita. Cuando yo llegué estaba terminando la primera mano, y cuando me marché a las seis y media de la tarde, estaba terminando el primer pie. La novia no se levanta, no bebe ni come para no tener que ir al baño, y sólo habla de vez en cuando con alguna de las mujeres. Está como una estatua.


Además de la profesional que atiende a la novia, que es una auténtica artista, hay otra mujer que se dedica a tatuar a las invitadas. Bertita quería que le hiciera una pulserita en la muñeca, y quedó encantada con el dibujo, solo que la henna pica un poco cuando te la pones, porque lleva una solución de alcohol cuando te la pones, y claro, al tener la piel tan delicada la pobre se pasó media hora soplándose la muñeca hasta que se le secó.


Yo tampoco me había pintado con henna nunca, aunque lo he visto hacer en la calle muchas veces, porque siempre me ha dado un poco de repelús el color marrón que toma la piel después de secarse la henna, pero como me habían invitado, no tuve más remedio que acceder a ponérmela. Eso sí, le dije a la señora que me hiciera un dibujo discreto de flores y sólo en la parte de arriba de la mano, no en la palma. Hace un poco de cosquillas y pica un poquito, pero la verdad es que ha quedado muy bonito el dibujo, y hoy tiene un color marrón claro discreto.


Entre tanto, de vez en cuando bailaban las chicas más jóvenes, se tocaban palmas al compás de la música de un cd, y en un momento llegó un grupo de hombres con tambores, trompetas y panderos y estuvieron animando la reunión un rato. También nos ofrecieron un te con pastas para matar el gusanillo.


Durante el rato que estuve allí, hablé con alguna de la invitadas en francés (que bien me viene ahora haber estudiado seis meses en Bruselas!) y con un par de señoras e español. Una de estas señoras, cuyo nombre no me dijo, me preguntó si para la fiesta de esta noche (hoy 23 de octubre hay una fiesta en un salón, donde la novia se viste con distintos trajes de fiesta) iba a llevar Kaftán. Le respondí que desafortunadamente no tenía ninguno, por lo que iría vestida a la occidental, y me dijo que ella me prestaba uno. Vaya, que se fue a su casa a buscarlo y ahora dentro de un rato, me lo va a traer a casa nuestro amigo, el hermano de la novia. Así que me haré un retrato para que me veais vestida de gala al estilo marroquí.


Bueno, pues como me tuve que ir,porque la niña estaba ya aburrida y cansada, me perdí el colofón de la ceremonia que fue que a la novia la sentaron en un baldaquino cubierto por velos y ataron el mismo a lomos de un caballo, mientras que el novio iba a su lado también montado a caballo. Una orquesta abría la marcha y otra lo cerraba y todos los invitados daban gritos de alegría. Yo no estuve, pero Pepe sí, porque después de la cabalgata, había una cena sólo para los hombres en la casa de la familia, y me lo ha contado. Incluso me llamó por el móvil para que oyera la algarabía que tenían formada. Lo más grande.


lunes, 22 de octubre de 2007

Un Cerrajero

Hace un rato volvíamos la niña y yo de estar en una reunión (que ya os contaré). Eran las siete de la tarde y la verdad es que estábamos cansadas, así que veníamos las dos pensando en el "hogar dulce hogar". Al llegar al portal me he encontrado con Fátima, la muchacha, que nos estaba esperando porque al salir de casa esta tarde se le había roto la cerradura, y la puerta no se podía abrir, y como no tenía mi teléfono no me podía avisar, así que ahí estaba la pobre esperándome como agua de mayo.
Después de comprobar que efectivamente estaba rota, hemos bajado a preguntarle al portero si conocía a algún cerrajero, y diligentemente nos ha acompañado a una calle cercana para ver si podíamos dar con uno que el conoce. Hemos llegado y el localito, lleno de cachivaches hasta el techo, estaba con un palo atravesado en la puerta porque el hombre estaba rezando en la mezquita de enfrente. Hemos esperado a que volviera y en la espera he hecho una inspección visual del cacharrerío allí acumulado: balanzas rotas, trozos de aspiradoras, brochas, alargaderas, trozos de tuberías, un orinal blanco de latón desconchado, llaves, latas de pintura, y un larguísimo etcétera, vaya, que no se sabe muy bien a lo que se dedica.
El hombre a vuelto y le hemos explicado el problema en español, porque lo habla, y en árabe para asegurarnos de que me había entendido bien. El señor se ha puesto ha despachar a los clientes que han ido llegando, que han sido cuatro, y mientras nosotras y el portero en la calle esperando. Yo ya le he preguntado a Fátima ¿pero este hombre va a venir o se va a quedar aqui el resto de la tarde?.Por fin, ha llegado una señora mayor que iba a hacer unas llaves, y en ese momento, el hombre le ha dicho que tenía que salir, que se quedara allí sentada que ahora volvía. La cara de la señora era un poema, pero allí se ha quedado, guardándole la tienda al hombre.
Para abreviar, que ha llegado a casa, ha quitado la cerradura con la ayuda de una linterna de bolsillo, un punzón y unas pinzas, y en un santiamén ha colocado una cerradura nueva y me ha dado tres copias de la llave.
¿Cuanto le debo? cien dirhams señora. Le he pagado al buen hombre y por fin nos hemos podido poner el pijama a las ocho de la tarde.
Y ahora digo yo:
- cerrajero de emergencia
- desplazamiento
- cerradura nueva y tres llaves
- con idiomas

Todo por la módica cantidad de 10 euros mal contados.
Así da gusto que se te rompa una puerta.

Visita Oficial


Lleva dos dos días el centro de la ciudad con una actividad fuera de lo normal.

Los operarios con chalecos fluorescentes están por todos lados: repintan de rojo y blanco los bordillos de las aceras, pintan de blanco impoluto los pasos de peatones, marcan las líneas contínuas o discontínuas de las vías de circulación, etc.

Todo esto tiene una explicación, y es que hoy o mañana, no estoy segura, viene a Tánger el recién divorciado presidente de Francia.

Toda la ciudad, y las carreteras de acceso a Táger están engalanadas con enormes banderas de los dos países para dar la bienvenida a Sarkozy, y otra cosa no, pero el despliegue decorativo les encanta a los marroquís, con lo que está la ciudad que parece una feria.

Lo que resulta incríble, es como los pobres operarios municipales se juegan la vida por tener todo listo para cuando llegue el presidente, y es que los pobres, se crean en medio de una avenida una pequeña isleta rodeada de conos rojos y ahí en medio, si más señales ni medios físicos que los protejan, se ponen a pintar. Tiene mérito, porque como ya conté, la forma de circular aquí es un poco caótica, y no se yo si al final de la jornada no acabarán tres en su casa y tres en el hospital.

Me imagino que el presidente pasará por delante de mi casa así que estaré pendiente, porque supongo que será digno de ver, teniendo en cuenta toda la parafernalia desplegada.

Os pongo foto ilustrativa de las banderas.

sábado, 20 de octubre de 2007

Placeres sencillos


Estando una tarde asomada al balcón, contemplé una imagen de lo más divertida.

Hay un colegio en la esquina, del que se ve el patio, (que es particular) y en el que los alumnos practican gimnasia o educación física (que es como quieren los profesores que se llame a la tarea de hacer ejercicio). Pues bien, en cuanto empezó la clase, un grupo de chicos jóvenes comenzó a escalar a la velocidad del rayo una torre de electricidad, con idea de ver a las niñas haciendo deporte.

Me imagino que esto se ha hecho toda la vida, pero creo que ahora en España los chicos tienen otras cosas que hacer, como jugar a la play station, y se han olvidado de los sencillos placeres que puede reportar quedar después de clase para ir a espiar como hacen gimnasia las niñas del colegio de al lado. Entre otras cosas, las niñas de hoy en España lo enseñan todo, sin dejar resquicio a la imaginación, y aquí en Tanger van de lo más recatadas. Vaya, que para ver un par de piernas, o escalas la torre eléctrica o difícil lo tienen.

viernes, 19 de octubre de 2007

Visita Real


Hace unos días el rey visitó Tanger.

Era el segundo viernes de Ramadán y su majestad venía a la capital del norte de Marruecos para honrar con su presencia la plegaria del viernes en la Mezquita principal de la ciudad.

A la hora de ir a por la niña al colegio, Pepe y yo teníamos que pasar por delante de la mezquita, ya que es de paso obligado en el recorrido hasta el mismo. Como el rey se encontraba allí, el tráfico estaba cortado, había gran despliegue de medios, y por supuesto guardias por todos lados. Obviamente no podíamos cruzar hasta el colegio mientras que no terminara la plegaria.

Sólo fueron unos momentos de espera y de repente, en el silencio más absoluto, se empezó a escuchar un rumor que anunciaba que el rey iba a salir. Efectivamente empezaron a pasar motoristas y coches blindados y en ese momento, a Pepe no se le ocurre otra cosa que levantar los brazos, empezar a tocar las palmas y gritar "viva el rey". No se como explicarlo, es el típico momento de tierra trágame. Efectivamente nadie lo siguió ni coreó sino que en un momento las mujeres que alli había empezaror a agitar su lengua en el típico grito de alegría berebere que es algo así como: biribiribiribiri...y a tocar las palmas el resto de la multitud alli congregada. En ese momento pasó el rey saludando de pie en su coche oficial rodeado de guardaespaldas corriendo a su lado y todo acabó en cuestión de segundos y pudimos continuar nuestro camino hasta el colegio.

El tráfico en Tánger

Hace unos días tuve que coger el coche por primera vez. Mi marido se marchaba de viaje y como la persona que entró el coche en Marruecos fue el, ahora teníamos que hacer la sencilla maniobra de salir del país por Ceuta para que yo introdujese el vehículo y me lo pudiera quedar en Tánger mientras que él se marchaba a España, ya que si no lo hacíamos así, se lo tenía que llevar con el y quedarme yo sin coche.La experiencia de traer el coche desde Ceuta hasta Tanger por la carretera de la costa no estuvo mal, salvo por un intento de adelantamiento fallido en el que a Pepe casi le da un infarto, pero del que pude salir indemne.
Otra cosa es el día a día en la ciudad. Reglas básicas:
- La distancia de seguridad no hay que respetarla, es más, desconocen lo que significa ese término. Aquí, cuanto más te pegues y acoses al coche de delante mejor conduces.
- El tema de la contaminación acústica lo mismo. Se recomienda tocar el claxon a todas horas, ya sea para saludar a un viandante, para mostrar impaciencia, enfado o simplemente por simpatía general en un atasco donde todos pitan y tu no vas a ser menos.
- Las señales de tráfico están en general para hacer lo contrario de lo que indican. Es decir que si pone prohibido girar a la izquierda (como en mi calle), lo habitual es mirar con disimulo por si no hay polis a la vista, y aprovechar para girar a la izquierda atravesando la avenida principal de la ciudad. Girar a la derecha es lo que está bien, pero tiene más emoción incorporarte a una avenida creando el caos y jugándote la vida.
- Las rotondas son figuras que no tienen definida un funcionamiento demasiado claro. Eso de que el que está dentro tiene prioridad ¡un mojón!. En las rotondas de Tánger tiene prioridad el que más cojones le echa. Por lo tanto, uno sabe cuando entra en la rotonda, pero nunca cuando va a salir de ella. Incluso hay gente que se queda dando vueltas y vueltas porque no tiene arrojo suficiente para salir del embolao en el que se ha metido. Aunque siempre queda la opción de cambiar de dirección y salir de allí corriendo, y si ibas a Asilah, pues cambias de idea y te vas a Tetuan, que parece que es más facilito. Un horror. Una pesadilla.
- Aparcar no es difícil. Es cierto que la doble fila no es corriente, pero claro, las calles también son más estrechas, por lo que no se propicia. Pero lo que sí existe es el gorrilla, y aunque no sea gorrilla, el primero que pasa por alli se pone a aparcar contigo y te pide luego una propinilla. Claro que no son exigentes, y lo que le des le parece bien.

Teniendo en cuenta estas normas básicas para circular como un tangerino más, lo demás es coser y cantar, y sinceramente te sube la adrenalina.Mi hermano que estuvo aquí hace unos días, cuando se subió al coche y vivió en sus carnes el asunto, sólo decía: "¡que guapo quillo, que guapo!...

Instalada en Tanger



Ya hace un mes que vivo en Tanger.Ya llevo veinticuatro días de Ramadán en lo alto, y sólo quedan cinco para que se termine ¡gracias a Dios! (o a Ala en este caso).Tenía prometido desde antes de venirme a vivir a Tánger, que iba a redactar un diario contando mis aventuras aquí, y para no defraudar a mis seguidores/as, me pongo hoy en un ataque de aburrimiento a ello. Y es que Tanger en Ramadán es aburrido. Nunca, nunca en mi vida he pasado tantas horas dentro de mi casa, ni siquiera cuando me tuve que recuperar de la cesárea de mi hija. Además eso por lo menos era distraído, a ver, no todos los días se es madre, pero esto...Encima, y para más inri, mi marido se dedica a viajar por España con grupos de extrajeros, por lo que aquí me encuentro compuesta y sin novio. De hecho mañana empieza otro viaje de diez días por Andalucía y nos deja a la niña y a mi aquí, en tierra extraña. Porque es verdad que ya lleva ocho años haciendo viajes de este tipo, claro, pero no es lo mismo quedarte sola en Sevilla que quedarte sola en Tanger, donde sólo conozco a dos o tres madres del colegio, y a un par de marroquís.Como veis el panorama no es muy halagüeño, pero como yo soy de por sí optimista y muy positiva, estoy convencida de que en cuanto pase el Ramadán voy a empezar a poder salir más a la calle (que es lo que me hace falta, mucha calle), y enseguida voy a hacer nuevas amigas.Me voy a recoger a la niña al colegio, que es la hora.Volveré